Svaneti, en el corazón del Cáucaso.

Tras la independencia de Georgia y la posterior lucha con Rusia por las provincias de Abkhazia y Ossetia, el país se sumió en una profunda crisis que obligó a miles de personas (sobre todo hombres) a buscar trabajo en diferentes países de Europa. Los habitantes de Svaneti se decantaron por Cataluña y País Vasco. Nosotros tuvimos la suerte de conocer en Vitoria a Taro (un amigo de mi hermana Marisol), quien no dudo en invitarnos a su pueblo en nuestra visita a Georgia. Por desgracia, Taro tuvo que volver de forma inesperada a su país por la muerte de su padre, por lo que a nuestra llegada a su pueblo nos encontramos de nuevo con él. Nanari es una aldea de apenas 50 casas, en la montañosa provincia de Svaneti. Y de ésta, 45 personas se encuentran trabajando es España. En nuestra estancia observamos valores perdidos en nuestra sociedad. Vemos cómo se las arreglan para ser autosuficientes con lo que la tierra ofrece (nosotros que estamos tan acostumbrados a encontrarlo todo en las estanterías del super) o de solidaridad, pues no dudan en ayudar al vecino en cualquier tarea.
La vida en las montañas parece extremadamente dura y no hay muchos momentos para el aburrimiento. En verano aprovisionándose para el largo invierno, que cubrirá todo bajo un manto de nieve durante largos meses. Pero aún así, el fin de semana se saca un rato libre para disfrutar de las aficiones.
Caza y Pesca.Taro, junto con sus amigos Crespi "el lobo", Lasha y Levani se dirigen a la montaña. No dudamos ante la invitación de acompañarles y cargados con el morral y la kalashnikov caminamos hasta una pequeña cabaña en donde pasaremos la noche.
A la mañana siguiente, mientras nuestros amigos intentan infructuosamente encontrar un bicho en donde hacer blanco, nosotros caminamos hasta una atalaya desde la que divisar los picos nevados del Cáucaso.
Al siguiente día, la fortuna les sonríe y el río les ofrece lo que el bosque les negó. Esa noche cenaremos truchas.
Con los pulmones llenos de aire puro, las barrigas a reventar de la exquisita comida de Bera (la madre de Taro) y las alforjas cargadas de buenos recuerdos, abandonamos este lugar de gigantes montañas con extensos bosques, habitadas por grandes personas con enorme corazón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

!!que bien ke os hayan acogido asi de bien tambien en Georgia y sobre todo en casa de Taro, veo k tuvisteis suerte en el dia de pesca, ya me habian dicho k los rios alli dan bastante pesca. Tambien los paisajes k les rodean son preciosos, como me alegro de k hayais estado a gusto, y ahora a seguir pedaleando y a vivir nuevas experiencias con nueva gente. !!venga muchos besos!! Marisol

Anónimo dijo...

Hola Ruben y Aurora, nos alegramos de que siga todo adelante y os encontreis bien. Aqui por Vitoria mas de lo mismo. Recuerdos de Aitor, Izaskun, Arantza y Oscar.
Un muy fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Hola chicos
Aunque estoy casi sin aliento por lo que se me avecina, que ya me faltan horas en el día para prepararlo todo y sincronizar todos los gremios (incluido Niko) aún le robo un poco de tiempo al sueño para ver vuestras últimas aventuras y disfrutar, una vez más, de vuestro blog. Me alegro, casi tanto como nuestra tata, de que Taro y los suyos os hayan hecho un poco más agradable vuestro paso por Georgia. Esperamos seguir teniendo noticias vuestras durante laaaargo tiempo.
Un beso muy grande de Edurne y Gonzalo